Diciembre 2019 • Natalia Mora y Chloe Juriansz
Natalia: Trabajar en la codificación de la base de datos ha sido bastante frustrante: desde la monotonía de ctrl + f hasta revisar el archivo en sí para encontrar información que no es obvia a partir de las descripciones de los casos dentro de la base si misma. La primera frustración y obstáculo más grande fue decidir qué queríamos decir con “desaparecidos”. ¿Es alguien que fue secuestrado y luego nunca se volvió a ver o alguien que fue encontrado también puede contar como alguien que fue desaparecido? En la final decidimos codificar a las personas que luego se encontraron como diferentes a las que nunca se volvieron a ver. Junto a esto creamos una categoría diferente para las personas que fueron amenazadas pero que no desaparecieron. Luego, para complicar aún más la idea de desaparición, hay personas quienes tienen dos incidentes de desaparición. ¿Cómo describimos a alguien que fue secuestrado, apareció y luego desapareció y nunca fue encontrado? Al principio, parecía que solo había un caso en lo que esto sucedía, pero mientras seguía pulsando “ctrl + f” para asegurarme de que no había duplicados,me seguía tropezando con más casos de este tipo.
Cuando llegué a la parte de la base de datos que se enfoca en el departamento de Chimaltenango todo cambió. Porque yo había hecho una investigación sobre Chimaltenango, específicamente 1982, cuando llegué a ese departamento había nombres que reconocí. Fue impactante para mí captar cosas que antes no notaba porque ahora tengo más antecedentes sobre sus desapariciones. Además, dado que ya no me enfocaba en un año específico, pude ver otras conexiones entre las personas en 1982 y ellos mismos u otros en otros años.
Finalmente, mientras me desplazaba por el archivo había muchos apellidos que se repetían con la misma fecha de desaparición. Me he hecho la pregunta ¿Se conocían? y, de ser así, ¿cómo?
Chloe: Mi trabajo en la codificación de la base de datos este semestre ha sido bastante desafiante y me ha hecho pensar más profundamente sobre quién está en el archivo y cómo definir las categorías que hemos creado para el proceso de codificación. Un desafío en este proceso de codificación ha sido determinar a quién clasificamos como niñx versus joven. Ha habido muchos casos de niños que han aparecido en la base de datos, algunos de tan solo 4 o 5 años, y muchos adolescentes alrededor de los 14 o 15 años. Para mí, fue particularmente difícil ver estos casos de niños desaparecidos, especialmente porque eran tantos que necesitábamos crear una categoría separada para la codificación. También fue difícil determinar si estos casos debían codificarse como niñx o joven porque aunque la distinción entre ellos puede parecer insignificante, puede tener implicaciones al pensar en la demografía de quienes están presentes en el archivo. Tuvimos muchas conversaciones en torno a este tema, y decidimos clasificar a las personas menores de 18 años como niñx ya las personas entre 18-25 como jóvenes.
También ha sido un proceso difícil leer cada caso individual en el proceso de codificación para encontrar la información relevante para nuestros propósitos. Este semestre ha vuelto a poner en primer plano la cuestión del trauma indirecto; muchas veces necesito limitar la cantidad de casos que leo en un día o una semana para mi propio cuidado. También ha habido nombres familiares que han surgido nuevamente a partir de los procesos de descripción y transcripción de semestres anteriores. Debido a esta experiencia de haber trabajado con los documentos en el archivo, existe un nivel de familiaridad con los documentos en cada archivo de caso: sé dónde buscar en las diversas versiones de los formularios de admisión para encontrar la edad, el sexo y la profesión de cada víctima. Esto me ha hecho reflexionar más sobre el elemento deshumanizante de este método de mirar los documentos. No quiero deshumanizar el proceso de buscar en el archivo, por esto el proceso de codificación ha sido un acto de equilibrio continuo: entre encontrar la información relevante de manera efectiva y dar espacio para honrar a los desaparecidos.
–Traducción por Natalia Mora